El presagio es la anticipación o adivinación a un suceso futuro. Normalmente, nos indica un
cambio con respecto a nuestra situación actual. Este cambio puede ser positivo o negativo.
Este tipo de adivinación se relacionaba en la Grecia clásica y Antigua Roma con
las profecías del oráculo. Estas predicciones, ante un mismo símbolo, tenían una lectura
subjetiva para cada persona, siendo más imprecisa que el augurio.
Relacionado con la superstición, el presagio podría ser de siete clases
distintas:
- El Ornen, las «voces divinas». En la Antigüedad, se consultaba al
Oráculo en busca de las palabras de los dioses. Normalmente, esto se hacía para pedir
consejo bélico o antes de realizar un viaje.
- Palpitación o estremecimiento de alguna parte del cuerpo. Suelen ser señal de
un mal presagio.
- El zumbido en los oídos indicaría que otro está hablando de nosotros.
- Caerse y tropezar al bajar un escalón o al soltarse el calzado, era considerado
signo de mal agüero.
- El estornudo era apreciado como un
presagio
que podría ser bueno o malo. Es por ello que, al no conocer el significado, se pasó a desear salud
a la persona que estornudara.
- El nombre. En la época clásica, se buscaba que todo aquel que fuera a
participar en un evento importante tuviera un nombre considerado afortunado. De la misma forma, se
intentaban evitar los nombres con un significado negativo.
- Encontrarse con alguna persona que tuviera una notable imperfección física al
comenzar el día, era un signo negativo e invitaba a volver a entrar en casa para no salir en todo
el día. A su vez, encontrarse con un animal podía ser bueno —en el caso de cruzarse con un león,
una mariposa o una perdiz— o malo —si nos encontráramos con un gato, un perro o una serpiente—. De
hecho, escuchar el ladrido de un perro también era tomado por un mal presagio. Esto se debe
a que se creía que, cuando un perro ladraba, era porque el animal había avistado a un mal
espíritu.
Cuando el pronóstico era malo, no debía caerse en la desesperación. Al
considerarse que la fortuna dependía de los poderes divinos, la población acudía rápidamente a los
templos para aplacar la ira de los dioses. Cuando se trataba de una profecía positiva, se
aceptaban los signos y se esperaba su efecto, llevando ofrendas a los dioses a modo de
agradecimiento.
También relacionado con la
astrología,
el presagio puede sucederse refiriéndose a múltiples aspectos de nuestra vida, desde los viajes y
el amor, hasta una fiesta o una ceremonia. Hoy en día ha quedado olvidado, a favor de otros métodos
de adivinación. No obstante, sigue utilizándose a veces en la clarividencia. Además, los
presagios y los signos de mal agüero forman parte de la tradición popular de muchas
culturas, y han generado en la población gran cantidad de supersticiones.