Durante el sueño, los residuos de las células del cerebro se eliminan con una mayor actividad que
cuando nos encontramos en el estado de vigilia. Pero el sueño es algo más que una necesidad
fisiológica del ser humano. Mientras dormimos, entramos en el llamado MOR (movimiento ocular
rápido). Durante esta etapa, el cerebro está muy activo y las ensoñaciones o escenas oníricas se
suceden con mucha más frecuencia que en el resto del proceso del sueño.
La mayoría de los estudios elaborados sobre el sueño no se centran en el acto de
dormir. Se centran en lo que ocurre durante el sueño. Esas escenas oníricas que recreamos, algunas
con mayor claridad que otras, son el enigma que muchos investigadores intentan resolver.
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, en su libro El significado de los
sueños, escribía que éstos expresan los deseos más ocultos y vedados de las personas. El
psicoanalista austríaco aseguraba, además, que, interpretando esos sueños, se podrían descubrir y
explicar los problemas psicológicos del individuo.
Actualmente, las ideas de Sigmund Freud han quedado un poco atrás y la
interpretación de los sueños se ha trasladado más al campo de la adivinación, aunque quedan
retazos del psicoanálisis. El estudio de los sueños con el fin de asignar una predicción futura a
ellos toma el nombre de oniromancia, y forma parte de las llamadas
ciencias ocultas.
Esta palabra proviene del griego, donde oneiros es sueño y
manteia, adivinación. La
oniromancia
es un arte adivinatoria muy antigua, estando presente en civilizaciones como la babilonia, la
egipcia o la persa. En la Antigüedad, se creía que los sueños eran mensajes enviados por los dioses
a modo de aviso o predicción. Esto recuerda a las visiones del oráculo de Delfos en la mitología
griega y a las sacerdotisas de los templos que se dedicaban a interpretar los sueños de la
gente.
El contenido de los sueños se toma como una manifestación del inconsciente a
través de símbolos e imágenes diferentes que se han de descifrar. La comprensión y todos los
posibles significados de cada una de las imágenes de los sueños llenan páginas y páginas de libros
y diccionarios, habiéndose creado un género independiente en la literatura.
Con esto, son muchos los que se dedican a buscar los diferentes elementos de su
visión onírica en el índice de uno de estos libros para interpretar sus propios sueños. Por
ejemplo, en algunos diccionarios de sueños se dice que si se sueña con la lluvia vamos a tener
beneficios y riqueza; también, en otros se dice que soñar con que se nos caen los dientes —sueño
muy frecuente— representa el miedo que tenemos a hacer el ridículo, y la falta de seguridad en
nosotros mismos. Este último elemento tiene, además, varias interpretaciones. Se dice que si son
los dientes superiores los que se caen en el sueño, se anuncia la muerte de una persona cercana. Si
son los dientes de abajo, se trataría de la muerte de una persona cuya pérdida no nos
afectará.
La oniromancia es quizás una de las pocas ramas de las
ciencias ocultas
que no requiere de una relación de adivinador-individuo, permitiéndole a este último poder
consultar el significado de sus sueños con total independencia. Para ello, no sólo cuenta con los
libros y diccionarios que se pueden encontrar con gran facilidad en bibliotecas y librerías;
también hay numerosas páginas webs con extensas bases de datos sobre los diferentes elementos que
podrían aparecer en los sueños. Además, algunas dan incluso una detallada explicación de los sueños
más frecuentes y comunes (véase, el de la caída de dientes, soñar con perder el tren o el autobús o
caer al vacío).
Una técnica muy sencilla y muy recomendable para aquellos interesados en el
mundo de la oniromancia, es tener un «diario de sueños», en el cual la persona redacta cada día qué
ha soñado la noche anterior, intentando identificar los elementos claves. A partir de ahí, podemos
comprobar qué sueños, situaciones o imágenes se repiten, para así poder realizar una interpretación
más precisa.