Se llama chakra a cada centro de energía que encontramos en el cuerpo humano que no puede
ser medido de ninguna manera. La idea de los seis puntos de energía o los seis chakras
proviene del hinduismo. La palabra chakrá proviene del sánscrito y significa «círculo».
Los seis puntos de energía son: El «entendimiento», en la parte más alta
del cráneo; el «muy puro», en la laringe, el «no golpeado», en el esternón, la
«joya-ciudad» en el estómago a la altura del bazo, «su propio lugar de estar», en el
ombligo, y la «sostén de la raíz», en la zona de los genitales. No obstante, en la teosofía
se añade un séptimo chakra: el «mil rayos», situado en la cabeza. En esta creencia esotérica
se añade, además, un color a cada chakra, representado también con una flor de loto.
A cada uno de estos centros de energía se les asigna, además, un elemento, un
dios y una función:
- El chakra del cráneo, a la altura de la coronilla, está asignado al color
blanco. Se considera el chakra dominante, del dios Parama Shivá. Asociado al espacio, tiene la
función de conectar con la divinidad.
- El séptimo chakra, también en la cabeza, toma el color azul oscuro o añil. Es
el punto de la percepción extrasensorial, asociado a la luz y al dios Shambhú.
- El punto de la garganta es el chakra de Sada Shivá y la autoexpresión. Se le
asigna el color azul y el elemento éter.
- El color amarillo se asigna al chakra situado en el ombligo. Es el centro del
poder, del control y de la libertad propia. Su elemento es el fuego y está relacionado con
Visnú.
- El chakra verde es el del estómago. Se le asigna a Shiva y al elemento aire.
Sus funciones son el amor, la compasión y la sanación.
- El centro del esternón es naranja, relacionado con la emoción, la sexualidad y
la creatividad. Su elemento es el agua y se le asigna el dios Brahmá.
- El chakra rojo es el de la zona genital. Se le asigna a la tierra, el instinto
y la supervivencia. Está relacionado con el dios Ganesha.
Todos estos centros de energía influyen en nuestro comportamiento y en nuestra
actitud. Según la teosofía, los cuatro
chakras
superiores son los considerados mentales, mientras los otros tres influyen en nuestros instintos.
Uniendo todos estos puntos, encontramos el equilibrio entre sentimientos y pensamientos. Para el
budismo y el hinduismo, sólo con el total equilibrio de todos los chakras podemos encontrar la paz
interior.